El Departamento de Salud del Vinalopó ofrece pautas para ayudar a los estudiantes a sobrellevar la presión académica sin poner en riesgo su bienestar emocional
Con la llegada de las evaluaciones finales, miles de estudiantes de todas las edades se enfrentan al estrés y la ansiedad propios del periodo de exámenes. Si bien un cierto grado de nerviosismo es normal, el exceso de presión puede derivar en trastornos que afectan al rendimiento académico y a la salud mental. Por ello, el Hospital Universitario del Vinalopó, a través de su Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil (USMIA), ha lanzado una serie de recomendaciones dirigidas tanto a los estudiantes como a sus familias para afrontar esta etapa con mayor equilibrio emocional.
Las psicólogas Marisa Escribano y Marta Marcos, responsables de la USMIA, destacan que uno de los factores que más influye en la ansiedad académica es el nivel de autoexigencia y las expectativas externas, ya provengan del entorno familiar, educativo o social. En este contexto, subrayan la importancia de prevenir la ansiedad mediante una adecuada organización y gestión del tiempo.
Planificación, técnica y descanso: pilares para estudiar sin ansiedad
Según las especialistas del Vinalopó, una de las claves fundamentales para mantener bajo control el estrés académico es la planificación realista del estudio. Es decir, diseñar un calendario que permita distribuir el contenido a lo largo de los días previos a los exámenes, en lugar de concentrar el esfuerzo en jornadas maratonianas.
Además, proponen utilizar herramientas como esquemas, mapas mentales, resúmenes o tarjetas de memoria, que favorecen la comprensión y retención de la información sin sobrecargar cognitivamente al estudiante. Acompañar esta rutina con una adecuada higiene del sueño y actividad física moderada mejora notablemente la concentración y el rendimiento.
Cuidar el diálogo interno y practicar la autorregulación emocional
Junto con la preparación académica, las psicólogas subrayan el valor del autoconocimiento emocional. La práctica diaria de técnicas como la respiración consciente, la relajación muscular progresiva o el diálogo interno positivo contribuyen a identificar y canalizar los pensamientos negativos, tan comunes en épocas de exámenes.
“Debemos escuchar cómo nos hablamos a nosotros mismos. Frases como ‘no voy a ser capaz’ o ‘seguro que suspendo’ alimentan la ansiedad y la frustración”, señala Marisa Escribano. Por ello, recomienda incorporar breves pausas de autorreflexión, donde el estudiante pueda valorar sus progresos y necesidades emocionales.
En momentos de alta tensión, estas prácticas pueden marcar la diferencia entre un estado de bloqueo y una actitud más serena y eficaz frente al estudio.
El valor del proceso y el papel de la familia
Más allá de las técnicas individuales, el entorno también desempeña un papel decisivo. La psicóloga Marta Marcos destaca que “los estudiantes deben confiar en el trabajo realizado y no reducir su valía al resultado final”. En este sentido, el respaldo familiar es clave: padres y madres deben mostrar una actitud flexible ante las calificaciones, evitando mensajes de presión excesiva y apostando por el refuerzo positivo.
En muchas ocasiones, el temor a decepcionar al entorno puede generar una sobrecarga emocional que impida al estudiante rendir con normalidad. Una comunicación abierta y empática ayuda a los jóvenes a compartir sus preocupaciones y a sentirse comprendidos.
Cuándo buscar ayuda profesional
Los especialistas del Hospital del Vinalopó recuerdan que es normal experimentar cierta inquietud durante los exámenes. Sin embargo, si la ansiedad interfiere en la vida diaria —afectando al sueño, el apetito, la motivación o la estabilidad emocional—, es recomendable acudir a un profesional de la salud mental.
Intervenir a tiempo con herramientas adecuadas puede prevenir el desarrollo de trastornos más graves, como ansiedad generalizada, fobias escolares o incluso depresión. En estos casos, los equipos de salud mental pueden proporcionar estrategias personalizadas y acompañamiento terapéutico.
Apostar por una salud emocional integral en la etapa académica
En un contexto en el que los problemas de salud mental juvenil han aumentado significativamente en los últimos años, iniciativas como las del Departamento de Salud del Vinalopó resultan fundamentales para reforzar el bienestar emocional en la comunidad educativa.
Afrontar los exámenes con serenidad no solo es posible, sino también necesario para garantizar un desarrollo académico y personal saludable. El equilibrio emocional no se obtiene eliminando los desafíos, sino aprendiendo a gestionarlos con apoyo, conocimiento y confianza en uno mismo.