La Casa de los Magros es un emblemático edificio de Crevillent que data de mediados del siglo XX. Construida como residencia de la influyente familia Magro, fue proyectada por el arquitecto Antonio Serrano Peral en la década de 1940. En sus orígenes albergó la vivienda del ingeniero José Magro y su familia, convirtiéndose con el tiempo en un símbolo del legado local. Entre 1961 y 1967, la casa fue también la primera sede temporal del Museo Municipal Mariano Benlliure, fundado por la familia Magro, cuando Álvaro Magro abrió allí la primera exposición permanente de esculturas de Benlliure. De este modo, la casa quedó ligada a la pujante vida cultural crevillentina de la posguerra, testimoniando el impulso que los Magro dieron al arte y al patrimonio local.
Relevancia arquitectónica y patrimonio
El edificio, conocido como casa solariega de los Magros, destaca por su arquitectura singular en estilo casticista, propio del arquitecto Serrano Peral. Aunque no existe cita pública directa sobre el estilo, se trata de una construcción señorial de dos plantas rodeada de jardines ornamentales, concebida “para gozo de la familia Magro”. Su diseño representa la vitalidad económica y cultural de Crevillent en la primera mitad del siglo XX. Forma parte del catálogo municipal de edificios históricos, inscrita como elemento arquitectónico de interés local, lo que refleja su valor patrimonial para el municipio. En cualquier caso, el edificio ha sido reconocido por el Ayuntamiento y la sociedad local como un hito histórico, formando “parte también de la historia del municipio”.
Evolución y cambios a lo largo del tiempo
A lo largo de las décadas, la Casa de los Magros ha sufrido diversas vicisitudes. Tras la etapa fundacional del museo en los años sesenta, la colección se trasladó a la cripta de la iglesia y, posteriormente, al anexo del propio museo, por lo que el inmueble en Corazón de Jesús dejó de usarse como sala expositiva. El paso del tiempo afectó la casa: tras varias décadas en desuso, ha experimentado pérdida de función y carencias de mantenimiento. Documentos del archivo local indican que ya fue clasificada como «edificio arqueológico» en planes de ordenación de los años 2000, y se le asignó protección de nivel medio en el plan urbanístico municipal. Si bien en años recientes se propuso su recuperación como recurso turístico (por ejemplo, en 2018 el Grupo Ciudadanos pidió cederla para una oficina de turismo), no se llevó a cabo ninguna rehabilitación integral. Durante estas décadas la casa ha cambiado su entorno: antes rodeada de huertos tradicionales y acequias, hoy está flanqueada por nuevas infraestructuras culturales cercanas al Parque Nou.
Estado actual y conservación
Hoy en día la Casa de los Magros se encuentra en estado de abandono y ruina. Según responsables locales, el edificio “presenta un alto grado de abandono”. Actualmente es propiedad de la Generalitat Valenciana, pero permanece sin uso específico. Las fachadas presentan desprendimientos de enlucidos y la cubierta sufre filtraciones; los jardines originales se han degradado casi por completo. A pesar de ello, sigue en pie la estructura principal, lo que hace posible una futura restauración. La cercanía de la casa a otros equipamientos culturales —el Museo de la Semana Santa y el Mariano Benlliure— subraya su potencial turístico y cultural. El Ayuntamiento ha reconocido que la falta de instalaciones turísticas municipales justifica plantearse la recuperación de este inmueble histórico. No obstante, a la espera de decisiones institucionales, la Casa de los Magros continúa a la espera de un proyecto de conservación que la salve de la ruina.
Contexto cultural y social
La Casa de los Magros no solo es un edificio: es un testimonio de la historia social de Crevillent. Su original propietario y sus descendientes (como el doctor Francisco Mas-Magro, destacado hematólogo, y Álvaro Magro, promotor cultural local) fueron artífices de hitos como la creación del Museo Mariano Benlliure o la promoción de la Semana Santa. En este sentido, el inmueble encarna la tradición de mecenazgo de una familia local. Además, está vinculado al desarrollo urbano de Crevillent: su construcción inyectó empleo y modernizó la zona este de la ciudad en la posguerra. Por otro lado, fue testigo de tradiciones populares; por ejemplo, durante la fundación del museo se organizaron visitas oficiales (el Museo recibió en 1961 la visita del Director General de Bellas Artes). Hoy, vecinos y expertos lamentan su deterioro, reclamando preservarlo como patrimonio crevillentino.
«El edificio, que actualmente presenta un alto grado de abandono, es un buen lugar por su cercanía a los Museos de Crevillent…», destacó José Javier Soriano (concejal de Ciudadanos), al proponer en 2018 dedicar la antigua Casa de los Magros a Oficina de Turismo. Este tipo de menciones de fuentes oficiales ilustran tanto la relevancia del edificio como la preocupación por su estado.
En resumen, la Casa de los Magros es un bien patrimonial singular cuya historia está documentada y vinculada a la identidad crevillentina. Su arquitectura y sus lazos con personajes históricos la convierten en un referente cultural que clama por atención. Los especialistas coinciden en que merece un proyecto de restauración que permita difundir su legado y enriquecer la oferta cultural local, evitando que se pierda para siempre un capítulo de la memoria de Crevillent.
Fotos actuales.: Paco Ciclón / AFPRESS